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miércoles, 23 de febrero de 2011

Nuevo inquilino


Esta es la historia de la recolección de una sobreira (alcornoque, sobreiro, suro), en la que se pretendía contar con todo detalle el proceso de dicha recolección.
Una historia en la que se pretendía contar mucho pero por quedarseme la cámara de fotos sin batería en el momento menos apropiado, poco es lo que se va a contar.
No así para los primeros estadíos de limpieza del terreno y acondicionamiento del mismo antes de empezar a cavar puesto que de esta primera fase, si dispongo de material fotográfico. No obstante, el proceso de extracción y paletizado del cepellón de raíces se quedará huérfano de fotografías.
En la primera de las fotos podéis ver el árbol tal y como lo encontré en una zona limítrofe a un terreno de cultivo. El caso es que hacía más de un año que le había echado el ojo y por distintos motivos había estado posponiendo su extracción. Pero hace unos días de esto ya, por fín había llegado el momento de ponerme manos a la obra.




 Tras la limpieza de la maleza circundante quedó claro que dicha extracción iba a ser de todo menos fácil. Si en un principio éste parecía crecer en un cúmulo de maleza, este cúmulo y, para mi desgracia, consistió más bien en un montículo de pequeñas rocas y piedrecitas como resultado de la acumulación durante años de la elimiación de estas de los terrenos de cultivos próximo al mismo.
Cuando esto es así es fácil preveer que no dispondremos de muchas raíces secundarias que nos faciliten su supervivencia tras su recolección. Es más, en estas condiciones, lo más lógico y de esperar es que éste sólo posea una única raíz pivotante y poco ramificada, como efectivamente así fué. 

Tenemos pues que, de una primera limpieza del terreno que rodea al arbolito que tenemos en mente recolectar, podemos sacar varias conclusiones como podrían ser que, de rodearlo un terreno pedregoso como es el caso le corresponde una única raíz pivotante larga y poco ramificada (menos posibilidades de supervivencia) y por la contra, un terreno libre de piedras aumentará considerablemente la disponibilidad de un mayor número de raíces secundarias y por lo tanto mayores posibilidades de supervivencia tras su extracción.

Aún así y teniendo en cuenta todo esto decidí traermelo conmigo a modo de prueba. De resultar un fracaso lo tendré clarísimo. Si tras la limpia al árbol lo rodea un terreno pedregoso, mejor volver a tapar y dejarlo tal cual está. Por el momento y en espera de ver como evoluciona: unos cuantos padres nuestros y unas cuantas Ave María.                
De cualquier manera os iré contando cosas con respecto a
este árbol para saber a que ateneros en estos casos.
                                                                                                      El nuevo inquilino en su nueva ubicación.

4 comentarios:

  1. Se seguirá su evolución. Como va el peral? que tambien tenia su dificultad.
    Ya no hay virus.
    Un abrazo.

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  2. No hay que perder la fe, especialmente si se le pone ilusión al trabajo. Salga o no, siempre habrás aprendido algo.

    Un saludo.

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  3. Viendo el árbol, yo colaboro con un par de rosarios y tres velas...... eso si, las velas de los chinos, que está la vida mu achuchá.....
    Siempre hay que ser optimista.... saldrá adelante!!!
    Un abrazo, artista.

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  4. Es majo el alcornoque. Espero que tengas suerte, yo que este año empecé con las "recus" ya me he ido dando cuenta de los problemas estos.
    Un saludo

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