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martes, 4 de diciembre de 2012

Ejercicios de imaginación

LA INCLINADA





De nuevo un dibujo de un bonsái imaginado y ya van no sé cuantos...


Últimamente he estado pensando en el porqué de este afán desmedido por dibujar bonsais de árboles que no existen y he llegado a la conclusión de que se debe a dos cosas:

Por un lado está claro que aquel que no carece de algo no tiene la necesidad imperiosa de inventarse nada (en este caso buenos árboles) y, por otro, al no realizarle bocetos a los árboles que sí tengo, me evito meterme prisas innecesarias a la hora de tratar de verlos materializados en la realidad.

Y es que ya sabemos que en esto del bonsái, las prisas, son un mal mayor.


En cuanto al dibujo en sí y, como podéis ver, se trata del típico árbol inclinado al cual he tratado de aplicarle a lo largo de este inclinación una serie de nudos sobre si mismo que bajan y ascienden a modo de repartición de pesos, que visualmente ayuden a dar la impresión de que éste no se valla a caer de un momento a otro, a pesar de la gran inclinación que presenta.

He notado, sin embargo, una cierta carencia de conicidad allí donde debería haberla. Esto es, que el tronco debería ir adelgazando progresivamenta a medida que nos acercamos al comienzo de las masas de verde y está claro que en este no es el caso; no se produce tal adelgazamiento. Y por otro lado, el  jin de su parte superior, resulta cuando menos un tanto raquítico y plano pues este nació con la idea en mente de que serviese de contrapeso a esta inclinación. Función que no cumple, es más, al quedarme corto en su ejecución, parece como si este viniese a aumentar todavía más su peso en su parte media, acentuando si cabe todavía más, la sensación de no estar del todo bien equilibrado.

La solución pasaría por volver a dibujar al jin en una inclinación ascendente mucho mayor y también mayor en cuanto a longitud.

Si se tratase de una simple acción como es el corte y pega, no me cabe duda que lo volvería hacer pero como se trata de dibujarlo de nuevo, me entra una pereza que para qué...


Saludos y a pesar de los pesares, espero os guste esta particular visión mía de un árbol que no existe.